Hoy sabemos que aunque una mujer nace con todos los óvulos que va a tener, cada uno de ellos se encuentra suspendido hasta un par de meses antes de la ovulación.
Unos 4 meses antes de la ovulación, una pequeña cantidad de óvulos empiezan a crecer, y aunque la mayoría mueren en el proceso, uno es seleccionado para madurar y ser fertilizado. Durante las décadas que van desde su desarrollo temprano hasta la ovulación, los óvulos tienden a acumular daños que vienen del mismo proceso de envejecer. Y aunque tradicionalmente se pensaba que entre los 35-40 años los óvulos ya habrían acumulado anomalías cromosomáticas, hoy sabemos que no existe evidencia que apoye esto, ya que la mayoría de los errores en los cromosomas ocurren meses, semanas y, sobre todo, días antes de ovular.
El proceso de producción de energía dentro de las mitocondrias es una de las razones más importantes por la que los óvulos de las mujeres pueden contener errores en los cromosomas, puesto que les puede faltar potencial para convertirse en embriones viables. Debemos ayudar, a través del estilo de vida, a “recargar” estas mitocondrias, para darle un empujón a la energía de dentro de tus óvulos, para que así cuenten con la energía necesaria para ser de la mejor calidad.
Numerosos estudios clínicos han demostrado que evadir ciertas toxinas como el BPA, adoptar un estilo vida saludable y añadir suplementos específicos para la fertilidad incrementa el porcentaje de óvulos que se desarrollan en embriones de buena calidad y el de embriones que se implantan en el útero, y reduce el riesgo de pérdida del feto en los primeros meses de embarazo. Hay suficiente evidencia científica para afirmar que estos cambios en el estilo de vida reduce el porcentaje de óvulos con anomalías cromosomáticas, confirmando que la calidad del óvulo es algo en lo que podemos influir.
¡De aquí la importancia de estar en nuestra mejor versión desde que empezamos a buscar el embarazo!